Tricomoniasis Aviar
La tricomoniasis aviar, producida por el protozoo Trichomonas gallinae, es probablemente la enfermedad parasitaria más antigua conocida en la fauna salvaje.
El hospedador principal de T. gallinae son las aves de la familia columbidae, que tienen una elevada prevalencia de tricomoniasis sin manifestar la enfermedad, aunque también se puede infectar un gran rango de especies aviares.
Síntomas
La sintomatología de esta enfermedad depende de la cepa del protozoo y del sistema inmunitario del individuo infectado, pudiendo éste último controlar las cepas poco patógenas e impedir la progresión del protozoo. La forma clásica de expresar la enfermedad es la formación de placas caseosas en boca, esófago y buche, pero hay otras formas como la infiltración ósea de las tricomonas en el cráneo o migraciones vía sanguínea a órganos parenquimatosos.
Las cepas débilmente patógenas pueden causar apenas más que una salivación excesiva e inflamación de la mucosa de la boca y faringe. Si por el contrario son muy virulentas, se puede llegar a producir lesiones muy graves en la cabeza, cuello y buche, o invadir también hígado, pulmones, pericardio, peritoneo, sacos aéreos y páncreas.
En los casos en que se presenta grave caseificación de la boca y faringe, la muerte puede producirse por el ayuno causado por la obturación del esófago o asfixia debida a la oclusión de la tráquea, más bien que por un fallo orgánico producido por las lesiones.
Distribución
Transmisión
La transmisión de esta enfermedad puede ser vía directa, por contacto directo, o vía indirecta a través de la alimentación o el agua. Esta vía indirecta es la razón por la que se puede infectar un rango tan amplio de familias de aves, muy distintas a los colúmbidos, como son las aves de presa, carroñeras, paseriformes, fringílidos, psitácidas, otídidos o aves de corral.
Algunas especies están más adaptadas, como las palomas, que con un buen sistema inmune pueden estar infectadas sin mostrar síntomas y actuando como portadoras. Por el contrario, hay especies más susceptibles, que sin un buen sistema inmunitario manifiestan sintomatología. Para un veterinario de fauna salvaje es esencial conocer esta enfermedad a fondo, debido a que la tricomoniasis tiene un rol importante en las aves silvestres.
Diagnóstico
En el reconocimiento médico del animal ingresado, se empieza con una exploración externa y se complementa con analíticas (hematología, parasitología, microbiología), radiografías, etc. Se anota en la ficha las lesiones detectadas en la exploración; en el caso de la tricomoniasis se observarían placas amarillentas en garganta y buche, debilidad, apatía, salivación, y, menos frecuentemente podría tener migración de las tricomonas en otros órganos parenquimatosos.
En muchas ocasiones se trata de un ejemplar joven, el último polluelo del nido que se encuentra más débil y desnutrido y presenta dichas placas caseosas.
El diagnóstico diferencial para estos síntomas es básicamente tricomoniasis y capilaria (un nematodo); la candidiasis también entra en el diagnóstico diferencial porque puede formar placas, pero no es tan común. Visualmente hay dudas para distinguir tricomoniasis y capilaria; en capilariasis las placas son menos prominentes y suelen ser blancas, a diferencia de las tricomonas que suelen ser amarillas.
Así pues, para el diagnóstico definitivo, se toman muestras con un hisopo y se observa en el microscopio óptico en un portaobjetos, con suero fisiológico y a 100 aumentos.
Tratamiento
Las curas y la atención veterinaria dependerán de las patologías detectadas y se seguirá la evolución del paciente.
Si el animal se encuentra muy desnutrido y/o deshidratado se le someterá a fluidoterapia y a alimentación forzada. En los casos que la enfermedad está muy avanzada y existe destrucción de la mucosa del esófago y buche se procede a alimentarlos con una sonda gástrica.
La mucosa digestiva de las aves tiene una capacidad de regeneración muy rápida y se regenera en unos cuatro días una vez han expulsado las placas.
En las formas graves que afectan al cráneo puede haber destrucción del hueso y, una vez saltan las placas, queda una comunicación de la boca con el resto de la cara que puede imposibilitar la supervivencia del animal. Siempre se apuesta por tratar el animal, pero hay casos que los daños son tan graves que no es viable la supervivencia.
Todos los medicamentos contra las tricomonas son principios activos derivados de los nitromazoides, se puede usar tanto ronidazol, metronidazol, carnizadol, etc.
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