sábado, 23 de julio de 2016

Inmunodeficiencia Felina (FIV)

¿Qué es el virus de la Inmunodeficiencia Felina?


         Los virólogos han clasificado el virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF) en la misma familia del virus de la Leucemia Felina, pero con una diferencia: el VIF no es un retrovirus, sino un lentivirus, del tipo de los que causan la neumonía progresiva de las ovejas, la anemia infecciosa de los caballos, la artritis y encefalitis en las cabras y el SIDA en humanos. VLFe y VIF con frecuencia causan un tipo de enfermedad muy parecida, pero en sí mismos ambos virus difieren en muchos sentidos, por ejemplo en cuanto a su forma y aspecto: el VIF es un virus de forma alargada, mientras el VLFe es circular. Además, ambos son muy distintos genéticamente, y su estructura proteínica es muy diferente en tamaño y composición.

Importancia y riesgo de la enfermedad (porcentajes).


         Hay gatos infectados de VIF en todo el mundo, pero la importancia del la infección depende de la localización geográfica seleccionada y de la población de gatos testada. En los EE.UU, aproximadamente entre un 1´5 y un 3% de los gatos en apariencia saludables han sido infectados del VIF. Este porcentaje aumenta considerablemente al estudiar a los gatos con algunos signos clínicos de enfermedad, pues más de un 15% de los gatos con manifestaciones de alguna difusa patología también resultaron infectados del VIF. Los machos no castrados a los que se les permite salir libremente de casa, especialmente aquellos más agresivos, son los que resultan infectados con más frecuencia, mientras que los gatos que permanecen siempre dentro de casa son menos proclives a contraer la infección.

¿Cómo se transmite?



         En principio, la única forma conocida de contagio es por la mordedura de un animal infectado a otro sano (y en algunos casos de transfusiones sanguíneas). El contacto no agresivo, casual, entre gatos que conviven en un mismo entorno, aunque compartan bebederos, comederos, juguetes y otros enseres personales, no parece ser una vía de contagio de VIF. En raras ocasiones, la enfermedad se transmite durante la gestación cuando la madre es portadora del VIF, o bien al atravesar el canal del parto o cuando los gatitos recién nacidos comienzan a mamar leche infectada. El contacto sexual tampoco parece ser una forma de transmisión del VIF.

¿Cómo afecta este virus al gato?


         Una vez que el virus penetra en el cuerpo, después de la infección inicial, llega a los  nódulos linfáticos donde puede reproducirse en los glóbulos blancos llamados linfocitos-T. En consecuencia, se produce un engrosamiento generalizado de los nódulos linfáticos, aunque este estado de la enfermedad generalmente pasa desapercibido para el propietario del animal, a no ser que dicho engrosamiento sea muy visible y evidente.
         Algún tiempo después quizá días, pero por lo general semanas o meses- el gato muestra síntomas como fiebre y un considerable descenso de leucocitos. Esta leucopenia se debe, fundamentalmente, a la falta de neutrófilos, los glóbulos blancos que protegen al gato contra las infecciones bacterianas, y también a la pérdida de adobelovers.com esos linfocitos-T o células de ayuda que juegan un importante papel en la protección inmunológica. La anemia (bajo recuento de glóbulos rojos) también puede manifestarse, especialmente cuando la enfermedad ya está muy avanzada.
         Los gatos infectados pueden parecer normales durante años. Pero de pronto, cuando comience a mostrar signos de inmunodeficiencia, la capacidad del gato para autoprotegerse contra las infecciones se verá comprometida. La misma bacteria, virus, hongo o protozoo que los gatos normalmente encuentran cada día en el ambiente y que por lo general no afecta a su salud, puede causar una enfermedad muy grave en los gatos cuyo sistema inmunológico ha sido dañado por el VIF. Estas infecciones secundarias son responsables de la mayoría de signos clínicos asociados al VIF, y la principal causa de muerte en gatos VIF positivos.


¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?


·        Fiebre.
·        Pérdida de apetito.
·        Manto (pelaje) empobrecido, sin brillo...
·        Infecciones e inflamación de encías (gingivitis).
·        Estomatitis.
·        Infecciones crónicas o recurrentes de la piel, del tracto urinario y del sistema respiratorio.
·        Diarrea persistente.
·        Inflamación del tejido conjuntivo (en algunos casos, no siempre aparece).
·        Pérdida de peso lenta pero progresiva que acaba en un grave enflaquecimiento a medida que avanza la enfermedad.
·        Incremento del riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como linfomas (aunque ese riesgo siempre es mayor en el caso de gatos infectados de Leucemia).
·        Aborto y problemas reproductivos en gatas fértiles infectadas.
·        En algunos casos, aún no siendo tan frecuente: convulsiones, deterioro mental y otros desórdenes neurológicos.

Algunos gatos VIF positivos manifiestan enfermedades recurrentes seguidas de episodios de aparente salud. Incluso la leucopenia y la anemia aparecen y desaparecen de forma cíclica: con episodios de bajos recuentos seguidos de una recuperación de los niveles normales. Sin embargo, la tendencia general parece ser progresiva, de modo que los descensos en la fórmula leucocitaria son más bajos en cada nuevo episodio o brote de la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?

 
El diagnóstico ha de basarse en el historial, los signos clínicos y los resultados de un test de anticuerpos del VIF. Este test lo realizan la mayoría de los laboratorios veterinarios, tanto universitarios como comerciales, e incluso está disponible en un kit que se utiliza en clínicas veterinarias privadas. La presencia de anticuerpos del VIF, es decir, un resultado positivo, demuestra que el gato ha sido infectado de VIF probablemente durante toda su vida- y que por tanto es portador y puede transmitir el virus a otros gatos. Aunque pueden darse falsos resultados positivos o negativos, los resultados positivos deberían confirmarse usando otro test diferente. En algunas ocasiones, un test de VIF puede manifestarse como equívoco o indeterminado. Un nuevo test realizado dos o tres meses después, por lo general dará un resultado inequívocamente positivo o negativo. Sin embargo, algunos gatos pueden seguir mostrando resultados poco claros en el test, probablemente porque algún factor sanguíneo interfiere con la prueba.


         Los gatitos pueden dar un resultado positivo 12 ó 16 semanas después de su nacimiento, sin haber sido realmente infectados de VIF, a causa de la transferencia pasiva de anticuerpos del VIF de su madre. Sólo un porcentaje muy pequeño de estos gatitos están o estarán infectados. Por esta razón, los gatitos que muestran un resultado positivo en el test deberían ser nuevamente testados a los seis/ocho meses para determinar su verdadero estado de salud.
         Un resultado negativo en el test indica que no han sido detectados anticuerpos del VIF. En muchos casos, un resultado negativo significa que el gato no está infectado. Sin embargo, necesitamos que transcurran unas 8-12 semanas (o incluso más) después de la infección para que existan niveles detectables de anticuerpos. Si se ha realizado el test durante este intervalo de tiempo, podríamos haber obtenido resultados erróneos. Por consiguiente, los gatos VIF negativos con una posible exposición (conocida o desconocida) al VIF deberían ser testados de nuevo unas 8-12 semanas después de su probable riesgo de contagio, para dar tiempo al desarrollo de una cantidad de anticuerpos mesurable por el test.
         En algunos casos, aunque muy poco frecuentes, algunos gatos en los últimos estadios del VIF pueden dar resultados negativos en el test, porque su sistema inmunológico está tan alterado que ya es incapaz de producir ningún tipo de anticuerpos.

¿Qué puedo hacer si mi gato está infectado de VIF?


         Lo más importante es proteger al gato y evitar su exposición a cualquier posible agente infeccioso que pudiera causarle una grave enfermedad o incluso la muerte, ya que se trata de un animal cuyo sistema inmunológico padece una disfunción fatal. No dejar salir al gato de casa es la única forma de evitar que la enfermedad se contagie a otros animales (que podrían ser mordidos) y que cualquier bacteria, virus, germen o elemento patógeno comprometa la vida de su gato.
         El uso de medicamentos antimicrobianos para controlar las infecciones de tipo fúngico o bacteriano, puede tener un éxito moderado y habrá de continuarse durante largos períodos de tiempo, pues de lo contrario se producirán nuevas infecciones y/o reinfecciones.
         Con frecuencia serán necesarios cuidados de mantenimiento, como el suministro de fluidos intravenosos (hidratación), transfusiones sanguíneas y suplementos dietéticos de elevado contenido calórico.
         El uso de corticosteroides o cualquier otra droga antiinflamatoria puede ser apropiado en algunos casos para controlar la estomatitis y la gingivitis. Los esteroides anabolizantes ayudan a combatir la pérdida de peso y el adelgazamiento.
         Pero todas estas medidas no combaten de forma directa la enfermedad, no luchan contra el virus en sí mismo.
         Algunas de las drogas utilizadas en el tratamiento de los pacientes afectados de SIDA (como el AZT) parece ser que podrían ayudar a los gatos afectados de VIF, pero son caras y difíciles de obtener, y los efectos secundarios parecen ser más graves en los gatos que en los humanos. Cualquier droga creada para potenciar o modificar el sistema inmunológico podría ser beneficiosa para tratar las infecciones felinas de VIF. Sin embargo, los tratamientos potencialmente más efectivos están todavía en una fase experimental de pruebas y desarrollo. Aunque hay que tener en cuenta que todos estos medicamentos sólo atenúan los efectos del virus pero no lo destruyen.

Acabo de descubrir que uno de mis gatos tiene VIF, y tengo otros gatos... ¿qué hago ahora?


         La transmisión directa, gato-a-gato, del VIF en criaderos y/o casas donde conviven varios gatos, es bastante improbable si los gatos no luchan entre sí. Muchos gatos VIF + no son diagnosticados hasta después de convivir durante años con otros gatos. Cierto que, en teoría, cualquier gato que padezca una enfermedad infectocontagiosa debería aislarse del resto de la colonia felina, pero en realidad si no hay episodios violentos (peleas o luchas) el riesgo de que contraigan la enfermedad los gatos sanos parece ser muy bajo.

¿Cuál puede ser la esperanza de vida de mi gato VIF +?

Es imposible predecirlo con seguridad. En condiciones ideales, si aislamos al gato VIF+ de otros gatos, muchos gatos infectados conservan una aparente buena salud durante meses o incluso años después de la infección inicial. Si tu gato ya ha padecido una o más enfermedades graves a causa de la infección de VIF, o si persiste la fiebre y la pérdida de peso es alarmante, la esperanza de vida se reduce considerablemente.
         El estado del sistema inmunológico de un gato afectado de VIF puede determinarse mediante un test que valora la cantidad de linfocitos CD4 y CD8. Este test mostrará el nivel de inmunosupresión del gato; una menor cantidad de CD4/CD8 revelará un pronóstico mucho más grave...

Mi gato VIF+ murió recientemente después de una larga enfermedad. ¿Es completamente seguro llevar a casa un nuevo gato? 

Fuera del gato portador, el virus del VIF es altamente inestable y no sobrevive más de unas horas en condiciones ambientales normales. Por otra parte, la enfermedad se transmite únicamente mediante mordiscos, de modo que no es necesaria ninguna cuarentena para prevenir la infección de VIF si se ha decidido traer otro gato a casa. En cualquier caso, como medida preventiva convendría:
·        Desinfectar o reemplazar los bebederos y comederos, las camas, aseo (bandeja de arena) y juguetes del gato que haya fallecido de VIF.
·        Utilizar una solución de lejía con agua (4:1) como desinfectante general.
·        Desinfectar las alfombras y moquetas.
·        Vacunar al nuevo gato o gatito contra las enfermedades infecciosas más comunes (Panleucopenia, Rinotraqueítis, Calicivirus, Leucemia...) antes de llevarlo a su nueva casa.


¿Cómo puedo evitar que este nuevo gatito contraiga el VIF?


No existe ninguna vacuna contra el VIF. Los propietarios pueden proteger a sus gatos sólo evitando el contacto de éstos con otros animales infectados. Las mascotas que viven dentro de casa y que nunca salen libremente al exterior, al evitar el contacto con las colonias de gatos cimarrones, están generalmente a salvo de contraer el VIF. Lo ideal sería que los criaderos y casas donde hay muchos gatos conviviendo bajo el mismo techo testasen todos sus gatos y aislasen o apartasen a los gatos infectados. Aunque se ha comprobado la condición general VIF- de los gatos residentes en un espacio cerrado, todo gato debería ser testado de Inmunodeficiencia Felina antes de ser trasladado a otro hogar, y sólo los VIF- podrían entrar en la nueva casa o criadero. Se recomienda un periodo de cuarentena de unas 8-12 semanas en aquellos casos en que el gato tenga un historial de probable exposición al virus, como en los gatos callejeros o abandonados.

¿Puedo infectarme de Inmunodeficiencia Felina por un gato VIF+?


         No, la verdad es que ¡NO! Aunque el VIF es estructuralmente similar al VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana, o SIDA) y causa en los gatos una enfermedad semejante al SIDA en humanos, es un agente específico y afecta únicamente a los felinos. Según muchos estudios, veterinarios, propietarios, criadores e investigadores expuestos a un contacto directo con el virus del VIF y con gatos infectados, no han mostrado absolutamente ninguna evidencia de la enfermedad.

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